domingo, octubre 21

Muchas veces, al dejar caer la masa de los hot cakes en el sartén, ese olor me evoca tanto a tu casa. Y es raro porque jamás comí o estuve presente cuando comieran hotcakes, pero ese olor me recuerda tanto a esa gran cocina tuya. Así como el olor a grasa del cuero cabelludo y el aceite quemado en sartén me recuerda la casa de mi abuela paterna. Los olores son tan marcados, importantes. Te pueden evocar a cierto lugar, a cierta persona. Algo de lo más extraño para mi es no poder recordar tu olor, pero era algo que pasaba por estar tan distraída en aprenderte en todos mis demás sentidos. En que mis dedos te aprendieran, en que mis labios te supieran.

Y que vacio se siente ahora que no estas para ver estos atardeceres conmigo, cuando los vientos se cuelan por mi ventana descuadrada, y el azul no te toca.


(Ah, por cierto, el otoño ha llegado a mi pueblo. Oficialmente)

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