domingo, febrero 10




Febrero corre a un paso estable y apenas me voy dando cuenta. Es casi como la niebla que alcanzo ver a través de mi ventana: cada vez más cercana, cada vez más densa. Grandes cambios estas semanas, como el que mi sueño donde me encuentra mi nueva roomie en pelotas se hizo casi realidad, con la diferencia que tomé el consejo de mi inconsciente y empecé a dormir vestida… y el gran shock de tener que compartir un espacio que había sido tan mío estos cinco meses pasados, teniendo una invitada con la que no termino de encontrarme acomodada. Así que el ecosistema de gérmenes viviendo en mi baño ha sufrido las consecuencias cuando decido quedarme en casa a curarme la cruda entre los humos del cloro y demás desinfectantes y me siento tan contenta de ver el baño tan limpio. ¿Qué tantas generaciones de estudiantes han pasado antes que yo sin limpiar? Ese moho ya casi gritaba mamá cuando me veía meterme a la regadera.

También esta concientización de que mi necesidad de intimidad se disminuye al paso en que me siento más en sincronía con mi entorno (o me estoy volviendo una ostra humana, no importa). Y estoy tan orgullosa de todo esto.

El tiempo corre… y yo ya casi llego al cuarto de siglo. Que miedo.

Alex, este miércoles te extrañé tanto en la student, no tienes idea…

No hay comentarios.: