martes, mayo 4

La falta de costumbre


He ido saliendo de mi encierro voluntario poco a poco. Primero, que un pie. Luego, que la mano. Despuesito, el hombro. No, no, primero el codo. Total que ahi la llevo. Y en esa aventura de poder reajustar mi vista a la luz del sol, me encuentro sentada en un cafe en plena curva del Pronaf tomando una sangría fresca, viendo el show de "lowriders" que salía del estacionamiento del Museo del INBA. Y me encuentro con este tipo que paga la cuenta sin chistar, me lleva a donde quiera, parece leer mi pensamiento.

Y me encuentro con cara de estupida pensando: y este cabrón que trae? Aunque su prima entra al rescate y explica las intenciones del guero. Y entonces digo: ah, vaya! haberlo dicho antes. Pero no sé. Luego fuimos a recoger a su madre al 'Central Park' antes de recalar a una carne asada en honor a la despedida de una de mis primas. La que lleva 6 años yéndose. Y nada. Que termina cada vez más llena de litio, con el cabello más corto -como mi tía la taibolera- y mas consumada de respirar este aire cargado de... polvo apolillado.

Buena suerte, Claus, de todo coraxón

Ciao

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