viernes, septiembre 3

Como Job...

recuento del día de hoy (a una hora de vivir la incertidumbre de la esperada media noche):

Primero, amanecí con el deseo de dormir horas y horas y horas. Como extraño no trabajar y no ganar dinero -aunque la diferencia no es mucha la verdad, todo se escapa en liquidar deudas contraídas-.
Llegar al segundo Ocso del día, tropezarme, golpear mi ojo derecho -el que no tiene conjuntivitis, para variar- y desbartar mis lentes. Siento una larga línea surcar mi cavidad ocular derecha. Por poco me lo reviento fue la primera señal y no me di cuenta.

Luego, el episodio que les he contado más temprano, todavía con el sabor de la adrenalina que quise vomitar. Sin bolsa. Sin ese recuerdo. Venga, que sea el inicio de una nueva era. Voy a extrañar a mi gordo, yo sé, igual y me sirve de excusa para volver. Algún día. -Piensa positivo, positivo, positivo, pero que esos hijosdesuxinga -- POSITIVO!. Las lágrimas al descubrir que ir tras ellos no fue lo más inteligente. Ni remotamente. Pero el abrazo de Orlando ha confortado mucho, como hacía uuuuh que no me sentía. Y que después me propusiera enseñarme a usar una fusca. Que diantres!! La futura funcionaria de la ONU sabiendo usar una fusca. Me servirá cuando me vaya de cascoazul. Ja. Y para rematar la tarde, terminar en un parque, con mi hermano, que se rie de mis tragedias y termino quemándome la entrepierna (ouuuuch) con el cigarro que ha salido volando de mis dedos y ha terminado ahí.

Que cosas, que cosas.. un día de furia, definitivamente.

Cuento los minutos, ¿que tal si no llego? Y yo que me quejaba de mi absurda cotidianidad.


(aquí sigo, Señor, ¿Qué más quieres?)


Orlando me va a quiere enseñar a usar una fusca. ¿SU fusca?. Ja.
ñaka ñaka ñaka.

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