miércoles, septiembre 15

Ecos mentales

La chica de Ipanema vive en mi cabeza. Se mudó ahí hace más de un año, cuando abandonaba la flauta del moreno en el muelle de Alexandría. Siempre fue muy discreta, hasta estos días, en que me hace paladear sus notas, mientras siento que la música de elevador me invade.

Tengo un agotamiento crónico encabronado. Es más, les platico que hoy acabo de perder 500 pesos -y ni siquiera los jugué a las maquinitas y demás-. Hmmmmm... adiós a mi enganche para el Cervantino. Mierda, definitivamente me voy a recluir a mi casa lo que resta del día. Y dormiré mañana, todo el día. Todo el bendito día.

Bien, hasta la inspiración se me ha secado -después de haber pasado todo el jueves pasado exprimiendo mi cerebro forzándolo con las escenas eróticas que... el kamasutra se burlaría de mi falta de flexibilidad-.

La música de elevador reclama mi atención. Me faltan dos trabajos finales y ninguno parece tener las primeras gotas de tinta en él. Divagaciones, divagaciones, siento que me voy a diluir en el tiempo. Como todos!

Ta-dá

-Estoy estrenando PeriodiquitoMural... por si quieren anunciar reuniones y eventos con fines embriagantes, como los organizados por el Sr. Zerk-

Ahh!! Una última nota: no vayan a ver Diario de una Pasión. Es una cursilería barata de película. Muy mala, por cierto, en todo caso, mejor métanse a ver Farenhein 9-11, es más entretenida -y por lo menos, esa si le pegó más a mi lado sentimental-.

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