jueves, septiembre 30

Eso me pasa por--
(las palabras se escurrieron por el resumidero del sueño)

Quedarme sentada viendo la tele. Pero es que después de un largo día en que le quité los limpiaparabrisas al carro y no poderle poner los nuevos, tuve que aventarme una rachita de entregas deseando que no cayera una fresca gota de lluvia. Hmmm... ando agotada. Demasiado. - me quejo sin parar, no importa-
Ayer vi, por segundo día consecutivo, unos documentales de la PBS donde mencionan lo que hacen las petroleras al mundo. Por todos los cielos!!! la verdad parece que somos de hule (y aquí empiezan las incoherencias ecologistas que me han rondado los últimos días).
Las verdaderas intenciones de querer salvar al mundo se quedan estancadas en las carteras de los grandes. Y todo se va a la goma (y no a la de Milena). Recuerdo que hace un año, cuando andaba en la capital gringa, caminando por las calles donde están todos los edificios gubernamentales veías a una serie de gabardinas amarillas dispersas en las esquinas (muy al estilo The Village). Cuando su rostro se encontraba con nuestra mirada era hipnotizador: los voluntarios de Greenpeace con sus cabellos rizados pelirrojos o rubios te saludaban con una sonrisa salva-el-mundo y te preguntaban que si estabas dispuesto a ayudar a tan famosa organización. La primera vez hasta me temblaron las rodillas y se me llenaron los ojos de lágrimas pensando que me encontraba con la oportunidad de cumplir mi sueño de secundaria-hippie-fresa donde me iba a limpiar el océano de aceite, nadar con las ballenas y a protestar contra mounstros como Exxon.
"Sure!" le dije pensando que iba a pasar la siguiente semana amarrada a un árbol, con una sonrisa al bello ojoazul, a lo que, con una sonrisa más grande, me extiende un cuestionario donde me piden mi número de tarjeta de crédito y decida entre darles $5-$10-$20 y, para ser miembro honorario, más de 50 dólares al mes para tan grandiosa organización. Whatthefuck?Claro que era decidir entre salvar el mundo o pagar el metro para llegar a mi depa y al trabajo todos los días. Una difícil decisión. Así que mejor fingir demencia y usar el clásico I don't speak english y salir corriendo.
Adiós a los esfuerzos del día por querer salvar al mundo. De todos modos nos vamos a morir, ¿No es así? hmmm... tal vez ya no son tan fuertes mis ganas de terminar con el hambruna o con la guerra. Pero entonces--
Ah, que bellos son los días nublados. He disfrutado esta semana como no tienen una idea.
Después les platico de la visita del Dalai Lama (y del pendejo de nuestro Canciller Derbez). Dicen que una vez lo conocí en San Antonio. Pero bueno-- después de una revisión a mi examen de Tratados internacionales les cuento.

Ta-

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