Lluvia!
-no respondo por las incoherencias aquí plasmadas, bueno, si, tal vez--
Con el estómago todavía amenazando con hacerme vomitar medio cartón de cerveza que me tomé ayer, junto con los pedazos mi maltrecho ego -del que ya solo queda el eco-, suspiro.
Ahi les va:
Las malditas hormonas me han traído con los pelos de punta toda la pinche semana. Y ayer... ayer, para terminar con la paranoia maldita, me le puse de frente al toro -y venga, los niveles de alcohol en la sangre fueron de gran ayuda- y le dije la verdad. Que pensaba hacer hamburguesas con su carne y morcía con su sangre. Pero el toro me dijo que sólo quería ser mi amigo mientras le daba un lenguetazo a mi frente que sudaba alcohol. Por todos los cielos! Acaba de volverse a voltear mi estómago de tan solo pensar eso. Basta decir que no recuerdo gran cosa de las incoherencias que llegué a decirle, pero salí echa la madre del lugar.
Ahora lanzo esta solicitud: busco un ego que se parezca a brad pitt, que me lleve a la lucha libre y -- cursilerías, cursilerías. Ni parece que ya voy a la mitad del semestre mientras el día se escurre del reloj de arena, junto con la lluvia. Tengo que ponerme a estudiar para mis exámenes de medio término.
¿Qué has estado haciendo estas semanas, Ambarina?
Manejar por toda la grandiosa ciudad juárez. Tengo que terminar de escarbar en las mazmorras para poderme encerrar ahí cuando las tormentas hormonales se avecinen.
Voy al excusado, a ver si el no me quiere lamer la frente igual que el toro.
Ta-tá
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