sábado, octubre 9

Kareo -ke?

Maldita sea la cruda. (hasta parece que todas mis semanas son iguales, ¿verdad?)

Y más cuando termino sentada en el suelo, escuchando la risa de Ferro burlándose de la multiculturalización (¿salió bien?)-- pero bueno. Que cosas. Esta semana -no ha sido tan purgante como la pasada- fue... ocupada. Ando moviendo palancas para ver si puedo conseguir el título de snob intelectual en enero, je... y manejando. No hay de otra.

El doctor se deshizo de mi primer hogar -la histerectomía de mi madre no le ha quitado lo neuras, todo lo contrario-, llevé a dormir a mi hermoso perro (soy una asesina, lo admito. Asesina!!!!! Pero el charco de miados y mierda era demasiado incluso para el perro que aguantó vivir 10 años en esta casa). Y terminé cantando en el kareoke.

¿crónica nocturna? el antiácido se disuelve en mi garganta.

Primera impresión: que lugar tan vulgar, con jaulas y música de intocable con mala ortografía!.
Primera cerveza: está caliente. Maldita sea, hasta eso parece que va a estar mal.
Segunda cerveza: empiezo a tararear las canciones de Paulina que conozco, no queriendo admitir que he bailado los coros en algún momento de sobriedad.
Cuarta cerveza: empiezo a ver la lista de canciones. La canción de Ella ha dado ya tres vueltas y cada vez la canto con más emoción.
Quinta cerveza: Cafeiro, el amigo de mi hermano, me empieza a hacer ojitos. Por todos los cielos!! Recuerda tu complejo de Elektra, tu complejo de Elektra.
Sexta cerveza: ya salió la canción de Vicente Fernandez que pedí hace media hora. He perdido toda inhibición y batallaron para quitarme el micrófono. -Y bajarme de la mesa-.
Séptima cerveza: Ya no siento mi naríz. He perdido la condición. Estoy sentada junto a Cafeiro, de quien no conozco mas que es un positivista seguidor del Ché. Y chico tec. Y que su barba raspa muy rico contra mi mejilla.
Octava cerveza: Me mandó un mensaje el Toro lame frentes. Que me espera en el segundo piso. Brindo en su honor y pedimos otros dos litros de cerveza.
Novena cerveza: Mi hermano esculca mi bolsa haciendo cuentas del dinero que traemos. Entonces le pide prestado a su amigo, ese que no conoce el fondo de la botella. Ya es mi quinta ida al baño y empiezo a buscar la salida. No puedo más. Mi cuñada se deja de reir cuando lee la palabra 'avismo' en la letra de alguna canción que ya no recuerdo. Ya, en su subconsciente, lo escribirá así por los siglos de los siglos.

Hmmmm... los tacos de barbacoa me han sentado bien -aparte de las 10 tazas de café que me he tomado en la mañana-. Volteo a la ventana y descubro que es una tarde ideal para leer porno. Así que, manos a la obra.

Aburrrrr

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