martes, diciembre 27

Presente!

Mis estimados! Como se habrán dado cuenta, estas últimas semanas han sido de locura y no me ha dado tiempo ni para curarme de mi inclemente tos, ni realmente disfrutar la época de mercantilismo puro que disfraza tanto el supuesto sentido original de estas fechas.


Me he convertido en una pequeña esclava de los niños capitalistas que le pidieron a SantaClós una computadora para la navidad o el Hanukka, aparte de que esta semana me quedé huérfana porque mi pettite jefa taiwanesa se tomó esta semana y la que sigue de vacaciones, dejándome con los rezagos de unos gringos encabronados porque su producto no llega cuando lo pidieron. Y me ahorco porque tampoco está mi ‘papá Salvador’ que es el que si le entra a los camotazos (claro, es el gran jefe), pero me alegra en la mañanas con su voz rasposa desde Guanatos y más cuando ruge en la teleconferencia con su tono que imagino es la del poderoso león Aslan en las Crónicas de Narnia y me siento la pequeña Lucy aferrándose a su frondosa melena (nótese que me he pasado las últimas semanas leyendo la serie de 7 cuentos de este señor inglés que publicó hace unos 50 años). Una mini reseña de las crónicas? Más que nada un comentario: Están interesantones pero llega un momento en que calma la paciencia del lector; no son un Harry Potter o Señor de los Anillos pero si se les atraviesan por ahí, lean básicamente los primeros… dos cuentos (el primero es la introducción a la película que ahorita se exhibe en su cine más cercano y el segundo es la película en sí).

Pero bueno, vengo a pasar lista y me retiro, esperemos que a final de semana les pueda platicar de mis días sin los progenitores que se han lanzado en un viaje a las entrañas de nuestro estado norteño a rescatar la historia familiar. Que cursilerías, no?

Besitos extras por no haber mandado en estas fechas nada de nada---

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