viernes, diciembre 8

Vuelvo a mis costumbres de sociópata—

Y me escondo en las esquinas de la sala oscura del cine mientras arranco los rastros de las palomitas de maíz y degusto de mi soledad robada. En medio de mis falsos sentimientos de autosuficiencia me encuentro añorando poder abrazarme a una mano, a un pecho que me conforte, a labios salados con un toque de refresco que se ríen de mis estremecimientos en el último thriller que se proyecta en la pantalla vacía. Y también me ha enseñado a la importancia de ser atendida y cortejada (y que risa me dan estos ritos de apareamiento tan salvajes y rebuscados!).

Y sigo en mi rutina maquiloca de trabajar-trabajar-manejar-trabajar-ver tele-trabajar-dormir. Y gastar un dineral manteniéndole las borracheras a mi hermano (no more, mister J). He de confesar que por ahí alborotaron un poco a esta máquina oxidada que late con locura y desenfreno de vez en cuando (no, no es mi vagina, es otro órgano más oxidado aún) pero como que solo fue—llamarada de petate. Debo dejar mis masturbaciones mentales de lado, no tengo tiempo para eso.

Alguien dijo Hanukka? Mis tarjetas de crédito están al tope pero sigo dándole gas a la capitalista que traigo dentro. Oh diosmío,diosmío, porqué nos diste esto, de lo que tanto renegamos—

Besitos, aquí andamos--

No hay comentarios.: