viernes, marzo 14

ListBucketeando



Y creo que tengo un poco mareada a Magda cuando le empiezo a contar de mis pasados cumpleaños: El año pasado la pasé con mis amigos tomando cervezas carísimas (pero creo que las que tomé esta noche han sido más caras), luego tuvimos noche en la Juárez, y creo que en sábado tuvimos fiesta hasta altas horas de la noche. Creo que de esa noche nació la frase : una dona de glaseadas. Y el año anterior fue cuando quedé inconsciente en medio de mi sala a las 3 am después de haber tomado tequila hasta el cansancio. Bueno, fueron cuatro shots. Casi inyectados. Y terminé celebrando en el ViaVeneto ya un poco hidratada de mi cruda física pero nada comparada con la cruda moral. Y hace 3 años-- no recuerdo con claridad. Recuerdo una cena en un restaurante italiano con mis compañeros de trabajo y haber tenido pastel! Después de años y años sin haber soplado las velitas de pastel, comimos un maravilloso pastel de chocolate. Y antes de ese—a mis 21, creo que no hice gran cosa. O de verdad no recuerdo, tengo que preguntarle a mi hermano, jaja. No sé. Hoy que regresaba de haber cenado comida tailandesa y quedarme con antojo de más cervezas, aclaro que todavía no llego al cuarto de siglo. Me quedan unas 24 horas, y alegaría que más dado que nací con 8 horas de diferencia del lugar donde en estos momentos vivo, pero a la vez no importa. La sonrisa en el rostro, el escuchar el eco de mis pasos mientras camino al edificio semi abandonado donde vivo, alcanzar a distinguir a la osa mayor en el cielo y entonces me encuentro con que el vivir sola me encanta, que he superado, al menos en esta semana, mi crisis de que voy a cumplir un cuarto de siglo. Que en promedio significa un tercio de mi vida. Y me siento un tanto satisfecha, al menos para este día. Mañana haré mi maleta y hasta me sorprende la oferta de Magda de acompañarme a la estación de tren, aunque creo que se quiere asegurar de que tendrá el departamento para ella sola al menos por el fin de semana, antes de regresar a su natal Polonia. Y entonces me encuentro con esta sonrisa que denota mi emoción de ir a la Sajonia y conocer esas ciudades que he estado leyendo estos días, y fantaseando desde hace meses. De hecho fue el primer viaje que había contemplado hacer pero mis compañeros de viaje consideraban que era primordial ir a otros lugares. Y ahora hasta Praga tengo prometido conocer, y tomarme una cerveza checa que según las recomendaciones de Sergey Lukyanenko en Twighlight watch es espectacular. Y barata.

Ahora, vuelvo a mi título. Acabo de ver la película The Bucket List y creo que me arranco mis dos o tres lagrimitas. Y me hace pensar en escribir y contarles de ello. Que rico sería tener un amigo millonario que te pasee y demás, pero que feo tener cancer, no? Ja. No se puede tener todo en esta vida. O tener un jefe viejo millonario que te deje todo su dinero al fallecer e igual y hacer eso con tus amigos, de llevártelos a pasear y a tener sexo con mujeres que dicen haber subido el Everest. Pero bueno, vuelvo a mis reflexiones:

¿Será la crisis de mis veinticinco años que me viene acosando desde hace un mes?

¿Será que cuando me pongo a escribir mis propósitos para mis próximos cinco años me provoca más ansiedad que expectativa? Que por cierto, creo que nunca me había puesto a analizar mi vida en términos de lustros pero va, inconscientemente tal vez lo haya hecho; lo que es casi seguro es que si en alguna entrevista de trabajo o sentimental me preguntaran: ¿dónde te ves dentro de cinco años? Lo más seguro es que entornara los ojos y dijera: pues en un espejo!. ¿Quién me asegura que seguiré aquí en cinco años? Optimistamente diría que me veo viviendo en Manhattan, con un trabajo que me satisfaga, un perro y un amante. El orden es importante, ja, en cuestiones de mis prioridades presentes, y viajando cada tres o cuatro meses. Pero a la vez me temo que sea algo que lo he sacado de alguna película hollydwoodense y que tal vez no es una visión mía, por mucho que me atrae. Creo que estos meses en el viejo continente todavía no me terminan de desprogamar toda, aunque bueno, igual y está en proceso. Tal vez en unos meses diga que viviendo en París. Ja. En fin, por lo pronto me dedicaré a seguir el consejo de Agnieszka de disfrutar este cumpleaños como si fuera uno más pero a la vez, uno menos. Y que sigan viniendo para poder ver si en cinco años les escribo desde mi apartamento en Manhattan, con mi closet lleno de Manolo Blahniks y ropa de marca. Demonios HBO!!

Besos y abrazos de la que llega al cuarto. Y está muy contenta de ello.

1 comentario:

mArXelLa dijo...

Hay personas que suelen preguntarse en su cumpleaños o cada fin de año qué es lo que han hecho, que falta y que tendrán que hacer cuando empiecen una nueva etapa. Visualizarse a cinco años me parece casi imposible, me gusta ver mi vida en el futuro, pero en el corto plazo nunca puedo, jaja seguro no sé que quiero para el próximo mes. Creo que somos casi casi de la edad, con la diferencia de que este año cumplo 26 veranos y creeme que ahora si la veo venir, me veo más para allá que para acá, jaja o sea cercana a los 30! wow nunca lo imagine pero empieza a pesar la edad (aunque usted no lo crea). Claro, uno puede cambiar constantemente de lugar en el futuro...hoy Brandenburgo, mañana Praga; pero en escencia lo que queremos es ser éxitosas y felices con todo lo que eso implica, claro nunca estan de más algunas frivolidades que le dan sabor a la vida. Pero si en cinco años estan en Manhattan espero caerte un día de visita.
Muak muak...